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Agricultores buscan eficiencia
Ver artículo¿Cuál es el factor número uno que determina el resultado de una temporada de cultivo? Pregúntale a cualquier agricultor en el mundo y obtendrás una respuesta sorprendentemente consistente: el clima.
Cada año, los patrones climáticos pueden traer beneficios o bien generar obstáculos inesperados para los agricultores, quienes deben estar listos para adaptarse y proteger el potencial de sus rendimientos, para poder seguir abasteciendo de alimentos a una población mundial creciente.
La conversación sobre el clima parece haber cobrado mayor relevancia debido al aumento de patrones climáticos cambiantes. Períodos prolongados de calor extremo y sequía, tormentas más intensas y nuevas migraciones de plagas debido a cambios en las zonas de temperatura plantean nuevos desafíos que los agricultores deben enfrentar.
En los últimos años, agricultores de todo el mundo han tenido que lidiar con condiciones de calor y sequía prolongadas y sin precedentes. Estas temperaturas extremas impactan gravemente a los agricultores y conducen a pérdidas de rendimiento. En Estados Unidos, el 75 % de los agricultores informaron de una reducción en sus cosechas debido a la sequía, según la Federación Estadounidense de la Oficina Agrícola.
Y no hace falta irse tan lejos para encontrar estos testimonios. En este lado del Atlántico, encontramos también evidencia similar de cómo el estrés térmico está afectando a los agricultores. Por ejemplo, los productores de Andalucía, cerca del embalse de La Viñuela, están retirando árboles de sus huertos de aguacates después de olas de calor y sequías prolongadas. Su esperanza es que los árboles restantes tengan acceso a suficiente agua y nutrientes al reducir la competencia por estos recursos vitales.
Los efectos negativos del estrés térmico en los cultivos y su potencial de cosecha son universales, ya que las plantas estresadas no pueden utilizar eficientemente los nutrientes ni crecer adecuadamente. Esto se debe, en gran medida, al impacto del calor en la citoquinina, una hormona clave para el desarrollo de las plantas y altamente sensible a las altas temperaturas.
En cultivos de granos pequeños como el maíz, la citoquinina comienza a descomponerse a solo 67°F (19.4°C) y, en otros cultivos, a partir de 87°F (30.5°C). La descomposición de la citoquinina debido a períodos prolongados de calor extremo es solo una de las muchas formas en que el estrés térmico reduce el rendimiento potencial al final del año, fenómeno conocido como la brecha de rendimiento.
Los agricultores deben trabajar para comprender los elementos agronómicos que afectan a sus cultivos durante los períodos clave de la temporada de crecimiento, para poder así proteger sus resultados económicos.
La probabilidad de experimentar extremos climáticos y patrones cambiantes sigue siendo alta, según la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Estudios indican que eventos climáticos extremos, como olas de calor y grandes tormentas, probablemente se volverán más frecuentes e intensos.
Al entender cómo el estrés térmico puede impactar el rendimiento, los agricultores pueden adelantarse a estos patrones climáticos cambiantes y adoptar nuevas tecnologías que ayuden a aumentar la resiliencia de sus cultivos. Incorporar herramientas biológicas puede apoyar la salud de los cultivos y mejorar la eficiencia general en el uso de nutrientes y agua.
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